No es ningún secreto que el crecimiento de China en las últimas décadas se ha reflejado en el espacio. Además del creciente poder económico y la influencia internacional del país, también ha logrado avances impresionantes en términos de su programa espacial. Esto incluye el desarrollo de la familia de cohetes Gran Marcha, el despliegue de su primera estación espacial y la Programa de exploración lunar china (CLEP) – alias. el programa Chang´e.
Dado todo eso, uno no se sorprendería al saber que China tiene grandes planes para 2018. Pero como la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC) Anunciado el pasado martes (2 de enero de 2018), pretenden duplicar el número de lanzamientos que realizaron en 2017. En total, el CASC prevé montar más de 40 lanzamientos, que incluirán el 5 de marzo largo el regreso al vuelo, la misión Chang’e 4 y el despliegue de múltiples satélites.
En 2017, China esperaba realizar alrededor de 30 lanzamientos, que consistirían en el lanzamiento de una nueva nave de carga Tianzhoui-1 al Tiangong-2 laboratorio espacial y el despliegue del Chang’e 5 misión de retorno de muestras lunares. Sin embargo, esta última misión se pospuso después de que el cohete Gran Marcha 5 que lo habría llevado al espacio fallara durante el lanzamiento. Como tal, ahora se espera que la misión Chang’e 5 se lance el próximo año.

Ese lanzamiento fallido también retrasó el próximo vuelo del Long March 5, que había realizado su vuelo inaugural en noviembre de 2016. Al final, China cerró el año con 18 lanzamientos, cuatro menos que el récord nacional que estableció en 2016. 22 lanzamientos. También ocupó el tercer lugar detrás de Estados Unidos con 29 lanzamientos (todos exitosos) y los 20 lanzamientos de Rusia (19 de los cuales fueron exitosos).
Con el objetivo de no quedarse atrás nuevamente, el CASC espera montar 35 lanzamientos en 2018. Mientras tanto, el Corporación de la Industria de la Ciencia Aeroespacial de China (CASIC), un contratista de defensa, fabricante de misiles y compañía hermana de CASC, llevará a cabo una serie de misiones a través de su subsidiaria, ExPace. Estos incluirán cuatro lanzamientos de cohetes Kuaizhou-1A en una semana y el vuelo inaugural del cohete Kuaizhou-11 más grande.
Además, se espera que Landspace Technology, una empresa aeroespacial privada con sede en Beijing, presente su cohete LandSpace-1 este año. En enero de 2017Landspace firmó un contrato con el fabricante de satélites con sede en Dinamarca GOMspace para convertirse en la primera empresa china en desarrollar sus propios cohetes comerciales que brindarían servicios al mercado internacional.
Pero, por supuesto, lo más destacado de los lanzamientos de este año será el regreso al servicio del Long March 5 y el lanzamiento de la misión Chang’e 4. A diferencia de las misiones anteriores de Chang’e, Chang’e 4 será el primer intento de China de montar una misión lunar que implique un aterrizaje suave. La misión consistirá en un orbitador repetidor, un módulo de aterrizaje y un rover, cuyo objetivo principal será explorar la geología del Polo Sur-Cuenca Aitken.

Durante décadas, esta cuenca ha sido fuente de fascinación para los científicos; y en los últimos años, múltiples misiones han confirmado la existencia de hielo de agua en la región. Determinar la extensión del hielo de agua es uno de los principales enfoques del componente de la misión del rover. Sin embargo, el módulo de aterrizaje también estará equipado con una caja de aluminio llena de insectos y plantas que probarán los efectos de la gravedad lunar en los organismos terrestres.
Estos estudios desempeñarán un papel clave en los planes a largo plazo de China para montar misiones tripuladas a la Luna y la posible construcción de un puesto avanzado lunar. En los últimos años, China ha indicado que puede estar trabajando con la Agencia Espacial Europea para crear este puesto de avanzada, que la ESA ha descrito como una “aldea lunar internacional” que será el sucesor espiritual de la ISS.
También se espera que el lanzamiento propuesto del Long March 5 sea un evento importante. Como el vehículo de lanzamiento más grande y poderoso de China, este cohete será responsable de lanzar satélites pesados, módulos de la futura estación espacial china y eventuales misiones interplanetarias. Estos incluyen misiones tripuladas a Marte, que China espera montar entre los años 2040 y 2060.
De acuerdo con la GB veces, no se revelaron detalles sobre la misión de regreso al vuelo del Long March 5, pero aparentemente ha habido indicios de que involucrará al gran autobús satelital Dongfanghong-5 (DFH-5). Además, no se ha hecho mención de cuándo el Gran Marcha 5B comenzará a realizar misiones a la órbita terrestre baja (LEO), aunque esto sigue siendo una posibilidad para 2018 o 2019.

Otras misiones destacadas esperadas incluyen el despliegue de más de 10 satélites Beidou GNSS, que son básicamente la versión china de los satélites GPS, en órbitas terrestres medias (MEO). Se pondrán en órbita varios otros satélites, desde satélites de observación de la Tierra y los océanos hasta satélites meteorológicos y de telecomunicaciones. En general, ¡2018 será un año muy ocupado para el programa espacial chino!
Uno de los sellos distintivos de la era espacial moderna es la forma en que las potencias emergentes participan como nunca antes. Esto, por supuesto, incluye a China, cuya presencia en el espacio ha reflejado su ascenso en términos de asuntos globales. Al mismo tiempo, el Organización India de Investigación Espacial (IRSO), la Agencia Espacial Europea, JAXA, la Agencia Espacial Canadiense, la Agencia Espacial de Sudáfrica y muchos otros también han hecho sentir su presencia.
En resumen, la exploración espacial ya no es competencia de dos grandes superpotencias. Y en el futuro, cuando las misiones interplanetarias tripuladas y (¡crucemos los dedos!) la creación de colonias en otros planetas se haga realidad, probablemente implicará un alto grado de cooperación internacional y asociaciones público-privadas.
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