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Residiendo en el espacio a 6500 años luz de distancia en la constelación de Cefeo, una estrella envejecida designada como IRAS 22036+5306 está haciendo su último toque final. Su juego estelar está terminando y está haciendo la transición a través de la fase de nebulosa protoplanetaria o preplanetaria. Este no es un hecho inusual, pero teniendo en cuenta que solo hemos podido presenciar quizás unos pocos cientos de eventos de este tipo de los millones de estrellas que hemos observado, es un ejemplo visual raro. He aquí una gigante roja que se convierte en una enana blanca…
Felicitaciones al ojo vigilante del telescopio espacial Hubble por capturar esta antigua rareza celestial. Dentro del elaborado recinto de material expulsado hay un núcleo estelar expuesto, que arde más que las aspiraciones de un joven actor. Rodeándolo hay una capa diáfana de compuestos, desde cometas hasta pequeños cuerpos rocosos. Gases y grumos de material diez mil veces la masa de la Tierra salen disparados desde los polos a velocidades de hasta 800 000 kilómetros por hora. Es el último hurra.
Cuando haya pasado su tiempo, IRAS 22036+5306 se transformará en una nebulosa planetaria. La intensa radiación ultravioleta ionizará los gases de desecho y encenderá el colorido espectáculo que señala el lento y lento enfriamiento hasta su próxima evolución. «Estudiar rarezas como IRAS 22036+5306 proporciona a los astrónomos una ventana a la fase corta y poco conocida de la evolución estelar cuando las estrellas gigantes rojas hinchadas se reducen a pequeñas enanas blancas». dice el equipo de ESA/Hubble/NASA. «Por ejemplo, sigue habiendo misterios sobre cómo se forman exactamente el toroide polvoriento y los chorros».
Transformarse en una nebulosa planetaria puede ser lo que le espera a la estrella de nuestro propio sistema solar, ya que se cree que es el destino final de la mayoría de las estrellas de tamaño mediano. Pero, nuestro actor estelar podría no salir con tanto esplendor ya que IRAS 22036+5306 es aproximadamente cuatro veces el tamaño del Sol.
Y es una ronda de aplausos que estaremos esperando durante otros 5 mil millones de años…